📍 ¿Dónde está Drass? Descubriendo la joya oculta de Ladakh
Ubicado en lo profundo del Himalaya occidental, Drass es un remoto pueblo de montaña situado en el distrito de Kargil de Ladakh, el territorio de la unión más septentrional de la India. A menudo ignorado por los viajeros que se dirigen a Leh o Srinagar, Drass sigue siendo uno de los últimos rincones vírgenes de la región, un destino tan salvaje como acogedor. Situado a una altitud de aproximadamente 3.300 metros (10.800 pies), Drass es un asentamiento de gran altitud que llama la atención por su singular combinación de belleza natural, herencia cultural y significado histórico.
Conocido por muchos como la «Puerta de entrada a Ladakh», Drass se encuentra en la Carretera Srinagar-Leh (NH1D), a unos 60 kilómetros al oeste de la ciudad de Kargil y a 140 kilómetros de Sonamarg, en Cachemira. El pueblo sirve como la primera gran parada en Ladakh para quienes ingresan desde el lado de Cachemira, convirtiéndose en una parte clave de muchos itinerarios por carretera a través del Himalaya. La ruta desde Srinagar hasta Drass es sencillamente impresionante, atravesando el icónico Puerto Zoji La, un estrecho y escarpado tramo tallado entre acantilados y valles amplios. Este puerto de alta montaña, cubierto de nieve hasta bien entrada la primavera, es un rito de iniciación tanto para aventureros como para amantes de la naturaleza.
Geográficamente, Drass se asienta en un valle glaciar esculpido por el río Drass, un afluente del poderoso río Suru. Rodeado de picos imponentes y praderas alpinas, esta zona es un paraíso para quienes buscan belleza y serenidad fuera de los caminos trillados. A diferencia de los paisajes áridos de Ladakh central, Drass es más verde, más fresco y más tranquilo. Su microclima y geografía únicos también contribuyen a su reputación como el segundo lugar habitado más frío del mundo, donde las temperaturas invernales pueden descender hasta los -40 °C (-40 °F).
A pesar de su ubicación remota, llegar a Drass es relativamente sencillo durante la temporada turística (de finales de mayo a principios de octubre). Hay autobuses regulares, taxis compartidos y vehículos privados que operan entre Srinagar, Kargil y Leh. Sin embargo, debido a las fuertes nevadas y las peligrosas condiciones de la carretera, el Zoji La permanece cerrado en invierno, normalmente de noviembre a abril, aislando a Drass del lado de Cachemira. Para quienes planean una visita, los meses de verano ofrecen el mejor clima y acceso vial, revelando valles verdes, flores silvestres en flor y cielos azules raramente vistos en otras partes de Ladakh.
Drass no es solo un desvío escénico. Es un lugar donde la historia resuena en las montañas, donde la hospitalidad es un estilo de vida, y donde el paisaje despierta algo primitivo en cada viajero. Si buscas un destino que combine grandeza natural en estado puro, importancia estratégica y profundidad cultural, Drass es tu puerta de entrada — al alma de Ladakh.
❄️ Segundo lugar habitado más frío del mundo
Si alguna vez te has preguntado cómo se siente respirar un aire tan puro que duele — bienvenido a Drass en invierno. Conocido como el segundo lugar habitado más frío del mundo después de Oymyakon en Siberia, este modesto pueblo ladakhi se ha ganado su lugar en los libros de historia meteorológica. Durante los meses más fríos —especialmente en enero— las temperaturas en Drass pueden descender por debajo de los -40°C (-40°F), transformando el paisaje en un reino resplandeciente de hielo, silencio y cielo.
Pero Drass es más que una estadística climática. El frío extremo aquí no es solo un desafío — es una forma de vida. Los lugareños se han adaptado al frío con una resiliencia admirable. Las casas son bajas e insuladas, con muros gruesos y estufas de leña en el centro de la vida doméstica. El agua se almacena en barriles y se descongela con fuego. Las comidas son contundentes y reconfortantes: caldos ricos de carne, thukpa, pan khambir y té con mantequilla salada se convierten en los pilares del invierno.
A pesar de las temperaturas bajo cero, el invierno en Drass tiene una magia única. Tejados cubiertos de nieve, cielos cristalinos y un silencio absoluto otorgan al pueblo una atmósfera de ensueño. Es una estación en la que los espíritus de las montañas parecen estar más cerca. Aunque el turismo alcanza su punto máximo en verano, quienes se atreven a aventurarse en Drass durante los meses helados son recompensados con soledad, autenticidad y algunos de los paisajes más surrealistas que uno pueda imaginar.
Para los aventureros, el frío ofrece oportunidades únicas. Formaciones de hielo bordean las orillas del río Drass, y los niños locales se reúnen en estanques congelados para jugar un deporte que se está convirtiendo en una tradición invernal inesperada en esta esquina del mundo: el hockey sobre hielo. Inspirado por visitantes internacionales y con el apoyo del ejército indio y organizaciones no gubernamentales, Drass se está convirtiendo poco a poco en un centro de deportes de invierno. Ver a los niños patinar con equipamiento improvisado y una alegría valiente es tan conmovedor como cualquier amanecer en la montaña.
Los visitantes deben prepararse con cuidado. El equipo de invierno debe ser de alta calidad: capas térmicas, chaquetas aislantes, guantes impermeables, botas de nieve y protección para la cabeza son imprescindibles. La aclimatación a la altitud también es clave — aún más en invierno, cuando las condiciones pueden ser físicamente exigentes. Pero para quienes vienen preparados, Drass en invierno no es una prueba de resistencia — es una invitación a un mundo secreto donde reina el silencio, las estrellas arden en lo alto y cada aliento se siente sagrado.
🏞 Belleza escénica y atracciones naturales
Drass puede ser más conocido por sus duros inviernos y su historia bélica, pero es la belleza natural pura y sin filtros del valle lo que deja la impresión más profunda. Acunado por imponentes picos del Himalaya y atravesado por arroyos cristalinos, este rincón de Ladakh es un festín para los sentidos en cada estación. Mientras que gran parte de Ladakh se caracteriza por desiertos áridos de gran altitud, Drass ofrece un paisaje sorprendentemente verde y variado — especialmente en los meses de verano, cuando la nieve se derrite para revelar praderas, flores silvestres y pastizales.
Uno de los recorridos más pintorescos de toda la región del Himalaya comienza justo antes de llegar a Drass. Al descender desde el Puerto Zoji La, el valle se abre en un impresionante panorama de crestas nevadas, bosques alpinos y pueblos construidos en piedra que se aferran a las laderas. Esta zona es una transición natural entre los verdes valles de Cachemira y las mesetas áridas del Ladakh central, lo que hace de Drass un lugar único tanto en ecología como en estética. El río Drass, afluente del río Suru, atraviesa el valle, dando vida a campos de cebada, arboledas de álamos y huertos.
Al sureste de Drass se encuentra el magnífico Valle de Suru, una de las partes más pintorescas y menos exploradas de Ladakh. Enmarcado por picos imponentes como el Nun y el Kun — dos de las montañas más altas del Himalaya indio — este valle alberga ríos glaciares, pastizales salvajes y pueblos tradicionales que parecen detenidos en el tiempo. Aunque el acceso por carretera puede ser difícil, una excursión de un día o una noche al Valle de Suru ofrece vistas inolvidables y encuentros cercanos con la vida pastoral de la región.
Una de las vistas más icónicas cerca de Drass es la del Tiger Hill, un pico ahora famoso que fue escenario de feroces combates durante la Guerra de Kargil en 1999. Hoy, la colina se alza como un sereno centinela cubierto de nieve, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de reflexionar sobre la historia mientras se maravillan con la grandeza de la naturaleza. La vista de Tiger Hill al amanecer — su silueta afilada brillando en dorado con los primeros rayos de sol — es un momento que se graba para siempre en la memoria.
Ya sea que viajes con una cámara, un cuaderno de dibujo o simplemente con el corazón abierto, los paisajes alrededor de Drass te hablarán en silencio. El aire es limpio, los colores intensos y las vistas interminables. Este no es un lugar para recorrer con prisa. Es un lugar para respirar lentamente, caminar con suavidad y absorber la poderosa quietud que define al Himalaya.
🧭 Qué hacer en Drass: Cultura, Naturaleza y Aventura
Aunque Drass no cuenta con una plaza de mercado bulliciosa ni resorts de lujo, lo que ofrece es mucho más enriquecedor: una invitación a experimentar el ritmo de la vida cotidiana en uno de los valles montañosos más remotos y hermosos del mundo. Aquí, la aventura no significa una descarga de adrenalina o una lista de lugares por tachar. Significa caminar a través de la historia viva, compartir té con los lugareños y estar presente en un lugar donde la naturaleza y la tradición aún guían la vida diaria.
Comienza con un paseo por el pueblo principal de Drass, donde casas modestas con banderas de oración ondeando al viento bordean caminos estrechos. Aquí domina la cultura balti — una mezcla de influencias tibetanas, centroasiáticas y locales transmitidas a través de generaciones. Detente en un puesto al borde del camino para probar un tazón de thukpa (sopa de fideos), o el pan local khambir acompañado de té salado con mantequilla. Las comidas son sencillas, nutritivas y profundamente conectadas con la tierra.
Si tienes ganas de estirar las piernas, las colinas que rodean Drass ofrecen excelentes caminatas de un día con vistas gratificantes. No necesitas habilidades técnicas, solo zapatos resistentes, un poco de agua y un sentido de curiosidad. Caminos cortos conducen a antiguas rutas de pastores, arroyos congelados en invierno o altiplanos donde los pastores aún llevan a sus animales durante el verano. Estas caminatas no se tratan solo de paisajes; se tratan de perspectiva. Ver cómo el valle se abre bajo tus pies, escuchar el viento que corre sobre el pasto y la piedra — es una forma de meditación.
Drass también es un lugar ideal para conectarse con la cálida hospitalidad ladakhi sin filtros. Casas de familia y pequeñas pensiones reciben a los viajeros no como clientes, sino como invitados. Comparte las cenas con tu familia anfitriona, siéntate alrededor de un bukhari (estufa de leña) y aprende sobre la vida local. Aquí, las historias son una moneda de cambio, y cada viajero se va con una anécdota que contar — muchas veces sobre algo tan simple como una sonrisa compartida o una invitación espontánea a una oración familiar.
Y para quienes disfrutan de pequeños encuentros culturales, estén atentos a festivales estacionales y eventos comunitarios. En verano, los pueblos cercanos suelen celebrar reuniones locales con música, danza y deportes tradicionales. En invierno, los estanques congelados se convierten en puntos de encuentro donde los niños aprenden a patinar por sí mismos — parte de un movimiento emergente de hockey sobre hielo apoyado por jóvenes locales y voluntarios visitantes.
El encanto de Drass no radica en atracciones turísticas organizadas, sino en la autenticidad de su silencio, su nieve, su gente y su ritmo. Si vienes en busca de conexión — con las montañas, con la cultura o contigo mismo — Drass te lo ofrece sin pretensiones. Solo trae tiempo, humildad y calcetines abrigados.
🏛 Visita a Vijaypath – El Monumento a la Guerra de Kargil
A pocos kilómetros del pueblo de Drass, a lo largo de la carretera Srinagar-Leh, se encuentra uno de los lugares más emotivos de todo Ladakh — el Monumento a la Guerra de Kargil, también conocido como Vijaypath. Situado contra el telón de fondo escarpado de la cordillera de Tololing, este monumento no solo rinde homenaje a los héroes caídos de la Guerra de Kargil de 1999, sino que también es un recordatorio poderoso de la paz frágil que define esta frontera de gran altitud.
Construido y mantenido por el Ejército de la India, el monumento honra a los soldados que perdieron la vida durante la Operación Vijay, cuando las fuerzas indias recuperaron los picos estratégicos a lo largo de la Línea de Control de los militantes infiltrados. La guerra se libró en condiciones extraordinariamente duras — acantilados empinados, aire enrarecido y el brutal frío del terreno implacable de Drass. Hoy, el silencio sereno de los terrenos del monumento contrasta marcadamente con la violencia de su pasado.
Al llegar, los visitantes son recibidos por la vista de un muro de arenisca rosada grabado con los nombres de los soldados mártires. La llama eterna arde en su memoria, vigilada por banderas y sombras de montañas. Detrás del muro, el camino conduce a un pequeño museo que alberga objetos personales recuperados del campo de batalla — uniformes, cartas, armas y fotografías. Estos objetos transmiten la dimensión humana de una guerra que a menudo se describe solo en términos geopolíticos.
Desde los terrenos del monumento, los visitantes pueden ver picos prominentes como Tiger Hill y Tololing, que una vez fueron escenarios de intensos combates. El hecho de que hoy puedas estar allí en silencio, contemplando esas montañas mientras las aves vuelan por encima y las banderas de oración ondean cerca, es testimonio de la resiliencia — tanto de la tierra como de las personas que la habitan.
El sitio está abierto al público y la entrada es gratuita, aunque las donaciones son bienvenidas. Hay personal del ejército que a veces ofrece recorridos informales o explica la cronología de la guerra de manera sencilla y conmovedora. La atmósfera es de dignidad tranquila. Es común ver a viajeros — tanto indios como internacionales — conmovidos hasta las lágrimas o en silencio reflexivo.
Para los viajeros, una visita al Monumento a la Guerra de Kargil es más que una parada en el mapa. Es un momento para hacer una pausa, honrar el coraje y comprender el precio de los paisajes que fotografiamos y admiramos. En una región a menudo asociada con la lejanía y la belleza, este monumento añade esa capa esencial de memoria y significado.
🏒 Hockey sobre hielo con niños locales en invierno
Durante los meses de invierno, cuando la nieve cubre el valle y las temperaturas bajan hasta -20 °C, los ríos y estanques congelados de Drass se transforman en pistas de hielo naturales. Lo que podría parecer una temporada de aislamiento para los viajeros se convierte en realidad en una de las épocas más vibrantes del año para las comunidades locales. Aquí, el hockey sobre hielo no es solo un deporte; es una pasión creciente, una forma de resistencia cultural y una expresión alegre de invierno.
Los niños de Drass, algunos tan pequeños como de 6 o 7 años, se atan patines oxidados de segunda mano, se lanzan a las superficies heladas y juegan con palos hechos a mano y discos reutilizados. Las reglas son fluidas, los equipos improvisados y los goles marcados con piedras. Pero el entusiasmo es contagioso. El hockey sobre hielo en Drass se ha convertido en una vía para empoderar a los jóvenes, fomentar el trabajo en equipo y brindar alegría en una temporada que, de otro modo, puede ser dura.
Durante los últimos años, voluntarios de todo Ladakh, y ocasionalmente de otras partes de la India y del extranjero, han comenzado a organizar talleres informales de hockey, donar equipos y brindar entrenamiento básico. Estas actividades no están patrocinadas por grandes organizaciones ni son eventos comerciales. Son impulsadas por la comunidad — pequeños actos de intercambio cultural que dejan un impacto duradero tanto en los niños locales como en los viajeros.
Si visitas Drass en invierno, pregunta por los partidos comunitarios en Bhimbat o el área del mercado de Drass. Incluso si no sabes patinar, puedes animar desde la línea lateral, ayudar con el equipamiento o compartir tazas calientes de té con los jugadores después del partido. Muchos visitantes consideran que estos momentos espontáneos de conexión son los más memorables de su viaje.
El hockey sobre hielo en Drass es más que un deporte — es una forma de formar comunidad, enseñar resiliencia y demostrar que incluso en el segundo lugar habitado más frío del mundo, hay calor humano más que suficiente para mantener el espíritu encendido.
🌍 Turismo sostenible y consejos para viajar
Drass puede parecer remoto, pero como cualquier lugar del mundo, es sensible a los cambios. A medida que el turismo crece, también lo hace la responsabilidad colectiva de mantener la delicada armonía entre la naturaleza, la cultura y la economía local. Viajar aquí no se trata solo de tomar fotografías o marcar lugares de una lista. Se trata de interactuar con respeto, aprender con humildad y dejar una huella más ligera.
Elige homestays sobre hoteles grandes. Hospedarte con una familia local no solo proporciona una experiencia más rica, sino que también garantiza que tus gastos se mantengan dentro de la comunidad.
Empaca con conciencia. Lleva productos reutilizables (botellas, bolsas de tela, pajillas de metal) y evita los envases plásticos de un solo uso. Drass tiene instalaciones limitadas para gestionar residuos no biodegradables.
Pregunta antes de fotografiar. Las personas aquí valoran su privacidad, y una sonrisa o un gesto de aprobación puede convertir una foto en un recuerdo mutuo, no solo un momento capturado.
Compra local. Desde pan khambir hasta artesanía tejida a mano, apoyar a los productores locales fortalece la economía del pueblo y preserva las habilidades tradicionales.
Respeta los espacios naturales. No dejes rastro durante tus caminatas, evita molestar a los animales pastando y mantén silencio en los lugares de oración.
Lo más importante: mantén la mente y el corazón abiertos. A veces, los caminos en Drass no están pavimentados, las estufas tardan en calentarse y la comunicación puede depender más de gestos que de palabras. Pero en esos momentos de lentitud, de pausa, es donde ocurre la verdadera magia del viaje — especialmente con LIFE on the PLANET LADAKH.